jueves, 4 de octubre de 2012

Reclamamos la aparición inmediata con vida de Alfonso Severo

Enrique Alfonso Severo debía declarar este mediodía en la causa judicial
que investiga a las patotas de la Unión Ferroviaria y a su titular José
Pedraza por el crimen de Mariano Ferreyra, pero su familia denunció que
desde las 23 de anoche, cuando salió con en un Clio negro desde su casa en
Sarandí, partido de Avellaneda, no dan con su paradero y no hay respuesta
a las llamadas en su celular. Severo trabaja en Ferrobaires, en la sede de
Constitución, y ya había recibido ataques por parte de "barra bravas" de
la UF, según señaló su hijo, Gastón Severo. El testimonio del hombre
aportaría información sobre las conexiones entre Cristian Favale y los
integrantes de la patota de Constitución. El Ministerio de Seguridad
ordenó la búsqueda a nivel nacional.

"Anoche habló con la mamá de mi hijo, que había sido operado, y le dijo
que lo iría a visitar y lo mismo le dijo a mi mamá. Eran las diez y media.
Nunca llegó a destino y desde las once que llamamos a su celular y da
directamente el contestador”, contó el hijo del testigo, en diálogo con
PlazadeMayo.com. "Mi padre nunca tuvo miedo de nada. El aportó mucha
información a la causa. Siempre estuvo para ayudar y, por ayudar, termina
siendo dañado uno mismo", sostuvo el hijo.

Severo -que vestía un pantalón de jean, camisa y zapatos, y no tenía
problemas de salud, según refirió su familia- salió de su casa anoche a
las 22:30 hs a bordo de un auto Renault Clío negro, chapa HGA-137, y nunca
llegó a la casa de su hijo, donde se dirigía.

La familia hizo la denuncia policial en las comisarías 4ta. y 6ta. de
Avellaneda e incluso recorrió hospitales de la zona sin resultados
favorables. En este marco, los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 21
que llevan a adelante el juicio analizaban esta mañana la situación. Según
fuentes allegadas a las querellas, en la etapa de la instrucción, Severo
narró que el 19 de octubre (un día antes del ataque de la patota a los
trabajadores tercerizados) fue convocado a oficinas de la UGOFE donde los
"convocaron" para el día siguiente, pero que él se negó a participar y a
eso atribuía un tiroteo sobre su casa la noche del 20 de octubre de 2010,
cuando fue asesinado Mariano Ferreyra.

En un país, donde todavía reclamamos por la aparición con vida de Jorge
López (el testigo clave para encarcelar al asesino Etchecolatz) o Luciano
Arruga (en el marco de la mafia de la Policía Federal), se impone ahora el
reclamo masivo por la aparición con vida de Alfonso Severo.

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